En 2014, investigadores de la Universidad de California en San Diego modificaron unos experimentos con niños adaptándolos a perros. Descubrieron que los cánidos respondían mucho más celosamente cuando sus cuidadores interactuaban con un perro falso (acariciándolo y tratándolo como si fuera real) que con otra clase de objetos. Un tercio de los perros intentaron interponerse entre sus tutores y el perro falso, y un cuarto de ellos incluso atacaron al perro de juguete. Los científicos ya habían documentado los celos en los titís cobrizos (Callicebus cupreus), una especie de primates monógamos.
Fuente: Do animals get jealous?