Un estudio sobre el comportamiento de los cangrejos llevado a cabo por investigadores de Francia y publicado en la revista Nature sugiere que estos crustáceos son capaces de experimentar ansiedad, una sensación que hasta ahora se creía demasiado compleja para ellos. Cuando los cangrejos eran expuestos a una situación estresante, cambiaban de comportamiento y reaccionaban más cautelosamente, escondiéndose en las partes más oscuras de su tanque. Pero cuando se aplicó una droga contra la ansiedad a los cangrejos estresados, perdían el miedo y se trasladaban a áreas más iluminadas y expuestas.