Lee Sung-yang, entomólogo de 83 años de edad, propuso antes una idea radical: los insectos tienen mentes, sienten emociones y pueden realizar matemática simple. Tras haber estudiado los insectos durante más de seis décadas, está convencido de que los insectos pueden estar contentos y tristes, aprender y olvidar cosas, y hacer actividades que las criaturas sin mente no podrían.