Un estudio publicado en la revista especializada Proceedings of the Royal Society B apunta a que detrás de la construcción de nidos de los diamantes mandarines (Taeniopygia guttata) existe un proceso cognitivo sofisticado. Los científicos pusieron a prueba a estas aves dándoles a elegir entre cuerdas rígidas y flexibles para construir sus hogares. Las primeras eran indudablemente mejores, pues si recurrían a ellas necesitaban menos material. Después e varios ensayos, todas las aves acabaron decantándose por las cuerdas más eficaces.